Blogia
noves tecnologies E.MAGISTERI DE VALENCIA

la immigració


      Estos mismos países que hoy reclaman medidas urgentes, costosas y fuera de presupuestos controlables, para frenar la guerra de los cayucos podrían dedicar parte del beneficio, por llamarlo de alguna forma, que estos generan en sus PIB para levantar los países donde o inmigras o mueres.
Cada día, como si fuese el sustituto del fútbol para este verano, las pantallas se llenan de imágenes con inmigrantes hacinados en sus endebles cayucos, embarcación indígena parecida a una canoa según el diccionario, que van llegando a las costas de Canarias y/o Andalucía.Cada día decenas, incluso cientos, de ellos son remolcados por los rojos barcos de la Cruz Roja o Salvamento Marítimo y escoltados, una vez en puerto, por las solicitas y profesionales fuerzas del orden y los esforzados miembros de la organización sanitaria. Una bienvenida que seguramente no olvidaran jamás.Menos días, pero también, son las playas y los turistas quienes les reciben como pueden y les dan, cosas de la solidaridad, cuanto tienen en tanto dura lo que dura y la guardia civil acude con sus patrols y sus armas hacerse cargo de ellos. Cosa curiosa también allí las cámaras estaban prestas.Se supone que algunos llegaran donde nadie, ni guardia civil, ni policía armada, ni Cruz Roja, ni turistas, ni cámaras les graban y corren, los que pueden, a esconderse donde reponerse de este viaje que para muchos nunca encontrara puerto.Estos, los que se quedan en la mar, solo son parte de las estadísticas, bueno los otros también, que hablan de aquellos solo en términos de guarismos, que todos los días encuentran la muerte en su intento de un nuevo mundo.La inmigración se ha convertido en la serpiente monocolor del verano, la otra inmigración mas colorida llega desde otros medios y vende menos audiencia que los endebles cayucos, la figura del mar y la noche.Lo cierto es que si allí donde estos embarcan, Africa seguramente, tuviesen acceso a estas imágenes diarias la gran mayoría jamás se aventuraría a formar estas estadísticas, incluso a llegar a tierra donde la noche se pierde. Si el gobierno central, tan soso él, fuese consciente de ello en lugar de mandar sus políticos a negociar enviaría excedentes de televisores para que se hartasen de verlas.Pero la inmigración es mucho más, desgraciadamente más cruda y mortal, que estos viajes a lomos de cayucos sobre las siempre eternas caprichosas olas del mar, la mar que puede ser bonanza o galerna según la querencia de un imprevisible tiempo que nadie se atreve aventurar.Ellos, los estadistas y políticos, saben como frenarla pero no es rentablemente económicamente cortar la mano de obra más económica para quienes sirven tan fiel y sumisos, la patronal.El capital necesita mano de obra y la quiere barata, sumisa y sin papeles. La gran patronal de las contratas y subcontratas necesita de ellos y los quiere ya. Los cayucos están condenados a continuar viajando.La inmigración, como todo en esta vida, tiene dos caras y como en toda moneda ambas se encuentran enfrentadas, opuestas.Ellos, jóvenes aunque no sobradamente preparados, tienen hambre y sueñan ese mundo nuevo y feliz que alguien les dice que existe al otro lado del mar, deberían tener derecho a soñar.Ellos, capital y estados, necesitan esclavos, perdón trabajadores sumisos, que hagan el trabajo sucio, el trabajo duro, el trabajo peligroso, el menos cotizado y peor pagado.En el Estado Español incluso se les ha llamado a filas a defender una nación y con un espíritu nacional que dudo lleguen nunca a sentir aunque llenen sus hombros de galones y estrellas y sus cuentas corrientes de euros.Otros, estos y casi toda Europa también, los va, a la minoría sobradamente preparada, colocando en sus mejores equipos de fútbol, de baloncesto, de atletismo, de rugby, de balonmano o cualquier deporte que busque triunfos nacionales con los que llenar de sano espíritu patrio los dormidos instintos también patrios. Paradojas de la doble moral.Yo siempre he mantenido la libertad del hombre, de la mujer por supuesto, para buscar el pan y el calor donde le plazca, siempre he estado contra esas fronteras nacionales que solo sirven a unos pocos, con la igualdad sin límites. Pura teoría de un espíritu anarquista que siempre he alimentado y espíritu soñador que me niego abandonar.También soy consciente de que ningún estado puede asumir un flujo eterno de inmigrantes y por ello, por lógica, propondría que a estos, los inmigrantes, se les reconociese los mismos derechos, las mismas obligaciones, que a los no inmigrantes como solución definitiva.Es fácil, todo patrón debe contratar a sus obreros de acuerdo al Convenio de sus empresas o al Estatuto del Trabajador si no lo tienen. Todo obrero esta obligado a cotizar por su trabajo en idénticos porcentajes. A todo patrón y obrero el estado les debe la misma protección e idénticas imposiciones.Es tan simple como sencillo.Después, cuando la mano de obra barata no se ofrezca todas las mañanas en furtivos corros que esperan una señal también furtiva y un precio, por hora o por jornada, de autentico pillaje la inmigración buscara otras fronteras donde su mano de obra, sus sueños de paso, puedan ser cumplidos y atendidos.También después, o tal vez antes, estos mismos países que hoy reclaman medidas urgentes, costosas y fuera de presupuestos controlables, para frenar la guerra de los cayucos podrían dedicar parte del beneficio, por llamarlo de alguna forma, que estos generan en sus PIB para levantar los países donde o inmigras o mueres.Tal vez por vergüenza, por solidaridad o porque fueron, en algunos casos, ellos quienes les desamortizaron de todas sus riquezas.La inmigración tiene una solución mucho más sencilla de lo que parece pero no le gusta ni al capital, ni a los políticos.

2 comentarios

Marina -

La immigració és més dura de lo que aparenta ser. Estem cansats de veure a la televisió i als periodics imatges diaries de pasteres que arriben al nostre país amb persones que van en busca de treball per construir-se un futur millor, però el somni de molts es trenca pel camí, ja que moltes d'aquestes persones moren en el trajecte i mai fan realitat el seu somni.
Però als polítics no els convé frenar aquesta situació perquè els resulta rentable econòmicament, doncs necessiten mà d'obra i la volen summisa, barata i sense papers, és a dir, necessiten pesones que facen el treball brut, el més mal pagat, el menys cotitzat, el més perillós...
És per això que la immigració té dues cares, ja que les persones venen ací per millorar la seua calitat de vida, però quan arriben es troben amb una altra realitat, l'explotació, i és cert que si aquestes persones vegeren aquestes imatges desde del seu país, s'ho pensarien dues vegades a l'hora de vindre.

marina -

llegiu aquest article, està molt bé.